Con programas que ostentan trayectorias de más de una década, la oferta de postgrados llama la atención de profesores y directivos que buscan un enfoque que aporte desde la experiencia práctica y activa.
Más de un 30% de los estudiantes de postgrados de la Universidad Andrés Bello (UNAB) pertenecen a la ex Facultad de Educación. Una cifra que da cuenta de la trayectoria de una facultad que hace 15 años inició su primer programa y que hoy ofrece 24 alternativas de postgrados, postítulos y diplomados.
Hoy, son tres los programas que concentran en mayor parte la atención de los postulantes: el Magíster en Dirección y Liderazgo para la Gestión Educacional, el Magíster en Desarrollo Curricular y Proyectos Educativos, y el Magíster en Docencia para la Educación Superior. Todos se imparten vía presencial en Santiago, Concepción y Viña del Mar, y también en modalidad online a través de Campus Online UNAB.
“Nuestros programas tienen una orientación profesionalizante, es decir que quienes los toman quieren profesionalizarse en su labor y que el estudio desarrollado no quede en la cabeza o en la academia, sino que se refleje en la institución en la que trabajan”, explica Ignacio Muñoz, director de Postgrados de la Facultad de Educación.
Estos programas nacen en el contexto de una extensa serie de reformas educacionales que han elevado la vara a la hora de exigir formación y especialización a directivos y jefes de departamento en las escuelas, así como también a los profesores de aula. De ahí que el perfil del alumno sea el de un profesional que está involucrado activamente en su entorno de trabajo. Este enfoque activo se refleja a menudo en los proyectos de titulación de los estudiantes, donde muchos de ellos optan por desarrollar investigaciones o evaluaciones aplicadas a las propias escuelas o áreas en las que trabajan.
Perfil transformador
Más allá de la variada gama de programas que ofrece la Facultad de Educación UNAB, hay un sello común que está presente de forma transversal, que se vincula con la propia misión de la casa de estudios y que tiende a tener en cuenta los contextos globales en que se insertan los estudiantes. “Nos interesa que la instancia de formación en la que participan nuestros alumnos tenga un potencial transformador dentro de sus contextos laborales. Que se lleven de acá no una capacidad instrumental, sino las visiones para movilizar las escuelas y hacerlas virtuosas”, dice el director de Postgrados.
En esa línea, explica que el Magíster de Dirección y Liderazgo para la Gestión Educacional –en el cual se matriculan anualmente cerca de 400 profesores– les entrega “toda la formación que necesitaría un gerente de una institución educativa compleja, cuya misión no es ganar plata sino generar logros de aprendizaje”. “Es una formación que tienen los ingenieros comerciales, pero pensado para directores de proyectos educativos”.
Respecto del Magíster en Desarrollo Curricular y Proyectos Educativos, precisa, que prepara a quienes van a ejercer posiciones de liderazgo pedagógico en las escuelas y que aspiran, por ejemplo, a ser jefes de departamentos. “Ellos tienen que saber cómo hacer gestión pedagógica, y requieren tener otras herramientas, como recursos humanos”.
Experiencia internacional
A partir de esta línea orientada hacia el trabajo en terreno se ha decidido probar con otras metodologías que trasciendan la mera experiencia teórica académica y se ha decidido explorar la realidad internacional. Así, al finalizar su proceso formativo grupos de alumnos viajan para presenciar cómo opera la gestión educacional en otros países y realizan pasantías internacionales, como la desarrollada a principios de este año a la Universidad de Deusto (España).