En su libro Los postgrados de América Latina en la Sociedad del Conocimiento, Claudio Ramal señala que el enfoque tradicional de estudiar una vez para obtener un título que permite desarrollar una actividad laboral hasta la jubilación, está siendo reemplazado por prácticas de educación continua a lo largo de la vida.
El postgrado es parte esencial dentro de este paradigma.
Pero más allá de eso, existen varias razones para que, una vez terminada la universidad, los graduados consideren la posibilidad de realizar un postgrado que les permita avanzar en su carrera y consolidarse profesionalmente. Entre estas, cabe destacar las siguientes:
El postgrado mejora la calificación laboral y aumenta la empleabilidad
Al contar con una especialización, maestría o doctorado los profesionales están más calificados para asumir retos a nivel laboral y desempeñarse en cargos complejos que requieren de conocimientos y habilidades que no se adquieren en el nivel de pregrado.
Todo esto se traduce en mayores opciones de empleabilidad. El solo título de pregrado en una sociedad enfocada en la formación continua ya no es suficiente, en muchos casos, para llamar la atención de los empleadores. De hecho, el director de posgrados de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle (Colombia), señala que un postgrado aumenta en un 45% la posibilidad de conseguir empleo.
Profesionales con postgrado son mejor remunerados
Como ya se señaló, una formación post gradual les permite a los profesionales asumir una carga laboral diferente y mucho más cualificada que la de aquellos que solo cuentan con un título universitario. Por lo tanto, aumenta los niveles de remuneración. En Chile, por ejemplo, los trabajadores con un postgrado ganan un 50% más de sueldo que los que solo cuentan con un pregrado.
El postgrado les permite a los profesionales profundizar una línea de conocimiento
Los conocimientos adquiridos en un pregrado son demasiado generalistas; lo que le dificulta al profesional determinar una línea de interés a seguir durante su carrera profesional. Cuando se realiza una especialización o una maestría las cosas cambian por completo.
Los estudios post graduales le permiten al profesionista elegir la línea de conocimiento que realmente le interesa, con el fin de especializarse y trabajar en ella hasta convertirse en un experto. Por ejemplo, el abogado que gusta del derecho penal puede hacer un magíster en dicha materia para, luego, estudiar un doctorado en ciencias penales. Con ello define su horizonte laboral y no tiene por qué tocar temas que no le apasionan.
El postgrado optimiza las conexiones profesionales
En la escuela de postgrado, las relaciones sociales se enfocan en conectarse profesionalmente con los compañeros y profesores.
Esto se traduce en un importante beneficio, pues entre más amplias son las redes profesionales de una persona, mayores posibilidades tiene de desarrollar su propio conocimiento y, sobre todo, de conseguir contactos que le ayuden a escalar posiciones en su carrera profesional.
El postgrado aumenta el prestigio
Sin duda, alguien que obtiene una especialización, maestría o doctorado entra a hacer parte de una élite de profesionistas mucho más capacitados que los demás. Esto mejora drásticamente la manera en que es percibido por los colegas. El respeto es mucho más alto.
Todas las razones anteriores se traducen en mayores posibilidades de que el posgraduado se consolide profesionalmente y alcance un mejor nivel de vida, no solo en términos económicos sino intelectuales.
En todo caso, la escuela de posgrados ofrece un espacio estable para que el profesional dé su primer paso como investigador o productor de conocimiento en el campo del saber de su interés, contribuyendo al desarrollo de una mejor sociedad para todos.