Una de las fuentes principales de contaminación ambiental en Iberoamérica, está indudablemente relacionadas con las actividades mineras de la industria metálica y no metálica; desarrolladas en muchos casos, sin considerar la componente ambiental; y en otros, generadas a partir de residuos mineros (colas o relaves y escombreras o desmontes), generados a lo largo de la historia minera extractiva de los recursos naturales no renovables y que son considerados actualmente como “Pasivos Ambientales Mineros – PAM” o “Sitios Mineros Abandonados – SMA”.
Los PAM presentan o pueden presentar un riesgo de seguridad o de contaminación, tanto para la salud humana como para el medioambiente: Uno de los mayores peligros que emanan de los PAM es la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas; y en escasos casos también, el cambio del régimen hidrológico y/o hidrogeológico. Los suelos pueden sufrir tanto un impacto por la contaminación, como también por la erosión y degradación. El arrastre de material particulado por el viento, puede también estar asociado a los PAM que podría contaminar el suelo y afectar por inhalación, ingestión o contacto dérmico a las personas o animales. Los sitios mineros abandonados pueden provocar un fuerte impacto en los ecosistemas, en la vida terrestre y acuática. Finalmente, la salud humana se puede ver afectada por los riesgos de contaminación y de seguridad que emanan de los PAM.
En el marco del contexto arriba señalado, se hace necesario generar un Modelo de Gestión de Pasivos Ambientales Mineros que considere en su desarrollo el dominio de conocimientos y competencias necesarias para el manejo ambiental y/o aprovechamiento sostenible de los PAM.