La violencia sexual y el maltrato infantil, son una de las peores formas de vulneración de las que puede ser víctima un niño o niña. Sabemos que en nuestro país y en el mundo las denuncias han ido en aumento en los últimos años, que ésta es una realidad transversal y que, aun cuando los esfuerzos por proteger a niños y niñas han tenido frutos positivos, estos no son suficientes.
Lo anterior nos desafía de manera permanente a profundizar en los distintos modelos teóricos comprensivos de estos fenómenos, con el fin de conocer las variables que inciden en el inicio y su mantención, y de esta manera desplegar estrategias de intervención integrales, que permitan la reparación del daño provocado por dicha experiencia traumática y la prevención de nuevos contextos abusivos. Por otra parte, el desafío no solo está en los espacios terapéuticos, sino en quienes reciben las develaciones y tienen la gran tarea de la “Primera Acogida”, momento fundamental en la prevención de la revictimización y la victimización secundaria.