La mediación es un proceso en el que las partes involucradas buscan la solución pacífica a un conflicto a través de un tercero. En el contexto de la convivencia escolar, el mediador es un profesional con amplias competencias didácticas, de persuasión, liderazgo y gestión educacional, las cuales le permiten ayudar en la resolución de los problemas que pudieran surgir entre los diferentes elementos del entorno estudiantil.
Las partes envueltas en un conflicto de convivencia escolar son los docentes, padres y, desde luego, los propios alumnos. Las diferencias pueden darse, además, entre miembros de un mismo grupo, como los estudiantes de una clase, o entre actores de distintos grupos (padres-docentes).
¿Qué es la convivencia escolar?
Para el ministerio de Educación, la convivencia escolar es una “experiencia de aprendizaje”, puesto que la escuela es el primer lugar en donde se aprende a convivir en sociedad, más allá del hogar.
Un curso de convivencia escolar, por ende, brinda las herramientas necesarias para dominar el concepto “coexistencia pacífica” y transmitirlo a otros. Además, se adquieren habilidades para la construcción de ambientes formativos, entendiendo que una interacción positiva y un buen clima escolar son factores que inciden directamente en el aprendizaje.
¿Cómo ser mediador escolar?
El perfil del mediador escolar se compone de una serie de características, las cuales pueden ser fortalecidas o desarrolladas a través de un programa especializado en la materia:
- Altas competencias pedagógicas: educa y enseña a las partes involucradas sobre cómo resolver de forma adecuada conflictos en el futuro.
- Cercanía: es alguien accesible, con vocación para el servicio, paciente y sencillo.
- Creatividad: siempre irá un paso adelante, proponiendo soluciones múltiples e innovadoras.
- Credibilidad: es alguien elocuente, cuya presencia y actuación inspira respeto y confianza.
- Eficiencia: interviene, procura celeridad y construcción de acuerdos prácticos.
- Humildad: ayuda a los demás sin esperar reconocimiento por su labor.
- Imparcialidad: tiene la capacidad de mirar una situación con objetividad y proponer salidas conciliadoras.
- Madurez emocional: centrado, ecuánime y siempre mantendrá la compostura.
- Optimismo: siempre aborda los conflictos desde una perspectiva positiva.
- Paciencia: sabe perseverar y otorga tantas oportunidades como sea necesario.
Solo con estas cualidades, el mediador estará capacitado para saber cómo mejorar la convivencia escolar en situaciones críticas.
La formación del mediador escolar
Es importante precisar que la medicación escolar es un proceso que requiere de un análisis integral de los problemas, para llegar a una solución imparcial y que considere todos los escenarios. En ese sentido, el perfil del mediador escolar ocupa un lugar importante debido a que, muchas veces, los participantes del conflicto son menores de edad frágiles e inmaduros, siendo necesaria una visión neutral y con criterio formado.
Entonces, ¿cómo ser mediador escolar? Para llegar a este cargo es necesario ir más allá del rol docente: se requiere de profesionales capaces de convertir pensamientos conflictivos en aprendizajes integrales.
En ese sentido, un buen curso de convivencia escolar y mediación otorga a los profesionales inmersos en ambientes escolares los conocimientos y habilidades necesarias para resolver eventuales conflictos.
Al respecto, la UNAB ofrece el magíster en Dirección y Liderazgo para la Gestión Educacional, enfocado en la formación de especialistas integrales que sepan cómo mejorar la convivencia escolar y generar el clima adecuado para un aprendizaje efectivo y un buen desarrollo emocional de los alumnos.
El programa está dirigido a docentes o licenciados en educación y áreas afines, así como directivos y gestores educativos. En definitiva, el magíster busca la formación de especialistas en liderazgo y gestión educacional, con orientación al sistema escolar; y la adquisición de competencias para comprender, proyectar y liderar actividades educativas.